“Cirugía de feminización facial” por la Lic. María Eugenia Piaggio


Argentina es uno de los pocos países del mundo que tiene un equipo quirúrgico formado especialmente para realizar estas cirugías. Ya tienen más de 10 años de trayectoria y la mayoría de los pacientes que se atienden con ellos vienen desde el exterior.

Poco a poco, la población comienza a liberarse de los mandatos y se anima a vivir libremente su propio género, que no siempre coincide con el sexo de nacimiento. Las variables son muy amplias y paulatinamente va quedando atrás la noción de dos únicas posibilidades antagónicas: femenino o masculino.

Según la Ley de Identidad de Género, promulgada en 2012, “se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras expresiones de género, como la vestimenta, el modo de hablar y los modales”.

A pesar de la Ley, el acceso a estas cirugías todavía no es muy sencillo en nuestro país. Hay hospitales públicos, como el Hospital Durand, donde se pueden realizar en forma gratuita y también se puede obtener el beneficio de hacerla en forma privada con la cobertura de la obra social, pero primero hay que presentar un recurso de amparo y esperar el tiempo de la resolución judicial. 

El Dr. Sergio Muñoz (Asociado 2309) forma parte de un equipo quirúrgico que se dedica hace más de 10 años a las cirugías de feminización facial. La mayoría de sus pacientes no tiene reasignación genital, o sea, mantienen su anatomía como varón pero los rasgos y su sistema endócrino responden al género femenino. Esta cirugía es una de las que más vienen a realizarse pacientes desde el exterior, favorecidas por el tipo de cambio de divisas. A diferencia de la reasignación genital, las cirugías de feminización facial no se hacen en los hospitales públicos actualmente. 

 

CARACTERÍSTICAS DEL PROCEDIMIENTO

La cirugía de feminización facial consiste en cambiar rasgos masculinos de la cara a femeninos. Implica un abordaje del hueso frontal rebatiendo el músculo frontal para armonizar la forma de la frente. “En el varón el seno frontal es muy prominente. Si uno compara una placa de cráneo de perfil, se nota esa diferencia. Al cambiar la forma de la frente se hace necesario realizar una rinoplastia y lo mismo con los pómulos, el mentón y la laringe”, explica el Dr. Sergio Muñoz.

Todos los cambios se hacen en la misma cirugía que demanda entre 4 y 5 horas y las pacientes se van de alta a la mañana siguiente. Desde el punto de vista práctico, no deja de ser una cirugía de cabeza y cuello con tiempos quirúrgicos diferentes. El enfoque clínico-quirúrgico-anestésico del paciente es el mismo que se podría emplear para una cirugía, por ejemplo, de fractura facial compleja”, aclara el anestesiólogo de la AAARBA. 

En cuanto a los riesgos, el Dr. Muñoz explica que “las complicaciones inmediatas son las típicas de una rinoplastia, es decir, eventuales náuseas y vómitos por la aspiración de la sangre. En cambio, la cirugía del macizo facial tiene un bajo componente doloroso. Por suerte no tuvimos jamás una prolongación de estadía del paciente y nunca necesitamos transfundir sangre”. 

 

UN NUEVO CAPÍTULO EN LA MEDICINA

Todavía no hay muchos equipos que se dediquen a esto en el mundo. Actualmente, además del de Buenos Aires, hay algunos en España, Estados Unidos y Chile. “Es algo nuevo. Son cirugías interesantes sobre las que hicimos una curva de aprendizaje y redujimos a la mitad las horas del intraoperatorio. El equipo quirúrgico es funcional y trabajamos todos perfectamente. Hace 20 años trabajo con el cirujano y realmente no tenemos problemas intraoperatorios ni ninguna circunstancia gracias a la solidez del grupo”, dice Sergio Muñoz.

 

CUMPLIR EL SUEÑO DE UNA PERSONA

El éxito de estas cirugías comienza cuando la paciente se siente cálidamente recibida por el equipo de médicos que la van a operar. El Dr. Muñoz respondió algunas preguntas sobre la importancia de brindarles a estas pacientes la oportunidad de cambiar su cuerpo para adaptarse a la imagen que ellas quieren tener. 

¿Cómo es la experiencia de las pacientes en los centros de salud? 

El tránsito de las pacientes por el sistema de salud es absolutamente inclusivo. Desde la primera persona que atendimos hasta hoy, jamás noté en ninguno los sanatorios por los que pasamos un acto de discriminación. Pienso que es una característica del argentino. 

¿Cómo es la reacción cuando descubren los resultados de la cirugía?

Es fantástica, realmente se logran resultados extraordinarios. 

¿Se acuerda de algún caso en especial?

Me acuerdo de un paciente que toda la vida había querido ser mujer. Ahorró durante mucho tiempo y, a los 65 años, cuando ya tenía la imagen de una persona mayor, juntó el dinero y lo hizo. Me impactó ver el resultado porque su cara era la de una señora acorde a su edad. 

¿Cuáles son las habilidades más necesarias para trabajar con estos pacientes?

El secreto en cualquier relación médico paciente es la empatía. Muchas veces estas pacientes están transitando por un período de depresión. El desafío más grande es poder darles la posibilidad de verse como quieren y sentirse felices con la imagen que les devuelve el espejo. 

¿Qué es lo mejor y lo peor de hacer este tipo de cirugías?

Lo mejor, el grupo que formamos. De negativo, la verdad es que no tienen nada. No estoy tratando con una enfermedad. Es una cirugía electiva y el resultado siempre es beneficioso.

La cirugía de feminización facial podría incluir lo siguiente:

  • Contorno de la frente. En los hombres cisgénero, la cresta ósea por encima de las órbitas tiende a ser más pronunciada. En las mujeres cisgénero, el contorno de la frente tiende a ser más alto, liso y redondeado. Para que la frente parezca más femenina, parte del hueso de la frente se corta, se retira, se remodela y se vuelve a colocar en su lugar.
  • Modificación de ojos y párpados. Para feminizar los párpados superiores se puede cortar el exceso de tejido.
  • Aumento de pómulos. Las mujeres cisgénero tienden a tener mejillas redondeadas y prominentes en el tercio medio de sus rostros. Para lograr una apariencia más femenina, el aumento de pómulos puede realizarse con implantes. También se puede hacer fracturando y moviendo los pómulos a una posición diferente. O bien, tomando grasa de otra parte del cuerpo, como el vientre o los muslos para colocarla en las mejillas.
  • Cirugía de nariz (rinoplastia). La rinoplastia de feminización facial puede incluir la reducción del tamaño general de la nariz y sus ángulos.
  • Lifting y aumento de labios. Las caras femeninas tienden a tener distancias más cortas entre la base de la nariz y el borde del labio superior. Los rostros masculinos tienen labios superiores más largos. Un levantamiento de labios puede acortar la distancia entre el labio y la nariz y crear un labio más corto y curvo. 
  • Reducción del ángulo mandibular. Las mandíbulas masculinas son más grandes y anchas que las femeninas. La mandíbula puede reducirse y estrecharse esculpiendo o quitando las capas externas del hueso maxilar inferior.
  • Reducción del ancho del mentón. El mentón masculino es más alto que el femenino y tiende a ser más cuadrado. Para acortarlo y estrecharlo, se hace un corte horizontal a lo largo del hueso del mentón y se retira una pequeña cuña de hueso. Luego se vuelve a unir el hueso de la barbilla.