Historia


Sigamos haciendo Historia

Palabras del Presidente de la AAARBA Dr. Miguel Ángel Fernández Vigil

"Por más altas que lleguen las ramas nunca te olvides de tus raíces"

Sabias palabras de autor desconocido que me remiten a evocar a nuestros predecesores, el Dr. José C. Delorme, primer Presidente de la Asociación Argentina de Anestesia, y los demás socios fundadores que lo acompañaron hace 77 años en el épico comienzo de nuestra querida institución.
No creo que hayan sido capaces de imaginar el desarrollo de la semilla que plantaban ni la potencialidad que encerraba aquel acto de valentía y coraje.

Ninguna otra especialidad médica de nuestro país da a sus asociados los beneficios que la AAARBA  brinda a cada uno de los que pertenecemos a ella.

Sabemos, y esto nos llena de orgullo, que somos la Asociación Médica a imitar, ya que muchos de nuestros colegas de otras especialidades nos preguntan: ¿cómo se hace?  Y aunque parezca tan sencillo, aún  no vemos que se haya podido lograr.

Hemos sabido honrar a través de los años aquellos principios fundacionales, y debemos, como institución ejemplar en la defensa de la tarea médica, proyectarnos a través de las generaciones de anestesiólogos que nos continúan, poniendo de manifiesto siempre los valores éticos, de colaboración y camaradería.

Por eso creo que el porvenir de nuestra querida ASOCIACIÓN se hace respetando las conductas ético – gremiales, que nos han enseñado nuestros maestros, y  participando para que nuestra Casa siga siendo el ejemplo de las Asociaciones Médicas de nuestro país.

Tuvimos las mejores raíces, brindemos por otros 70 años más de crecimiento, llegando alto en las aspiraciones de todos nuestros compañeros colegas.

Así comenzó todo

Sucesos previos a la Fundación

Desde la llegada del éter a Buenos Aires en el año 1847 y luego del cloroformo al año siguiente, la anestesia era realizada por los propios cirujanos, practicantes de medicina, enfermeros y monjas de congregaciones religiosas.                                                                          

La anestesia subdural, raquídea o raquianestesia (así se escribía en las publicaciones de la época) llegó con el inicio del siglo XX para solucionar parcialmente algunos de los problemas que ocasionaban  los dos anestésicos inhalatorios mencionados.

Debido a las dificultades técnicas que presentaba la anestesia raquídea, la misma quedó exclusivamente en manos de los cirujanos. Fue entonces que el Prof. José Arce, Director del Instituto de Clínica Quirúrgica del Hospital de Clínicas de Buenos Aires, sabiendo de las necesidades de capacitar a médicos para administrar anestésicos, creó en 1921 una “Escuela de Anestesistas”, la primera en el país y en Latinoamérica. Ese año se dictó el curso “Anestesia al alcance del médico práctico”, donde se inscribieron  aproximadamente treinta colegas. Se enseñó entre otros temas, la técnica de la anestesia raquídea con el empleo de la procaína, que Arce practicaba exitosamente hacía varios años, y el uso del éter con el aparato de Ombrédanne, que Arce y Enrique Finochietto habían traído de París en 1911. Los médicos que aprobaron el curso recibieron un Diploma de la Facultad de Medicina UBA.

Este curso despertó interés y motivación entre los jóvenes médicos que pronto comenzaron a destacarse. En 1932 el Dr. Germán R. Wernicke que se desempeñaba como médico en el Hospital Rivadavia, realizó las primeras anestesias en el país con un barbitúrico intravenoso: el hexobarbital (Evipán®). Dos años más tarde el Dr. José César Delorme creó un aparato para anestesia general que podía vaporizar cloruro de etilo, éter y cloroformo, convirtiéndose en el primer aparato construido en la Argentina. Este sencillo aparato solucionó el problema económico, debido a que los aparatos importados, la mayoría de los Estados Unidos, tenían precios elevados.

El médico anestesiólogo

A raíz del suceso del curso dictado en 1921 y del interés de médicos en aprender anestesiología, Arce decidió dictar un curso de especialización por un médico formado en algunos de los conocidos servicios de anestesiología  de los Estados Unidos. Para ello autorizó al Dr. Oscar Ivanissevich, médico de su servicio, a visitar  la Mayo Clinic en Rochester, donde contactó al Prof. John Silas Lundy quien le sugirió, por razones idiomáticas, ver al mexicano Federico Vollbrechthausen formado en la prestigiosa clínica, quien aceptó venir a Buenos Aires.

El curso dictado en 1936 en el Instituto de Clínica Quirúrgica del Hospital de Clínicas resultó un éxito. Se inscribieron más de treinta médicos, entre los cuales se destacan los doctores José C. Delorme, Juan A. Nesi, Roberto Goyenechea, Juan Ormaechea, Juan M. Márquez Miranda y Germán R. Wernicke. Entre los extranjeros se encontraban los doctores E. Frías Meneses de Santiago de Chile y C. Galarza Herrera de Montevideo.

Vollbrechthausen enseñó la intubación traqueal y a utilizar los circuitos abierto, semiabierto y cerrado con un aparato de Foregger importado de los EE.UU. Empleó el ciclopropano, el etileno y el óxido nitroso y las mezclas de éstos con el éter.

De esta manera surgió en nuestro país el médico anestesiólogo, quedando la anestesia en manos de colegas especializados. El entusiasmo hizo que, luego del curso, se reunieran diez médicos para fundar la Sociedad de Anestesistas. Entre los participantes se destacan los doctores José C. Delorme, Juan A. Nesi, Roberto O. Elder, Juan M. Márquez Miranda y Germán R. Wernicke. Lamentablemente la Sociedad no prosperó, ya que se realizó una sola reunión (Libro de Actas, Buenos Aires, 1936, p 1, Secretaría de Presidencia de la AAARBA).

Los Servicios de Anestesiología

Como consecuencia de este curso comenzaron a crearse formalmente los servicios de anestesiología en los hospitales públicos y privados. Ese mismo año el Dr. Leslie Cooper es nombrado Jefe del Servicio de Anestesiología del Hospital Británico y al año siguiente se crea el primer servicio de anestesiología en un hospital público gracias al Prof. Arce, nombrando al Dr. Juan M. Márquez Miranda Jefe del Servicio de Anestesiología del Instituto de Clínica Quirúrgica del Hospital de Clínicas.

Igualmente surgió la necesidad de crear literatura específica para formar y enseñar a los nuevos especialistas. “Anestesia General, su práctica” fue el primer libro argentino dedicado exclusivamente a la anestesiología. Escrito por el Dr. Wernicke, el libro fue editado en Buenos Aires por Aniceto López en el año 1937. El prólogo estuvo a cargo de quien fuera Presidente de la Academia Nacional de Medicina, el Prof. Alberto Peralta Ramos. En uno de sus capítulos se describe el aparato que Delorme creara en 1934.

La Revista Argentina de Anestesia y Analgesia

El método de la “gota pendiente” de Gutiérrez

Dos años después surgió la primera revista hispanohablante de la especialidad: la “Revista Argentina de Anestesia y Analgesia”. Fue fundada en 1939 por el cirujano del Hospital Español de Buenos Aires Prof. Alberto Gutiérrez, que en el Editorial escribió: “Es de justicia reconocer que en nuestro ambiente el problema de la Anestesia ha preocupado a muchos colegas”

Gutiérrez fue un pionero mundial en el uso y divulgación de la anestesia peridural, cuando en el año 1933 publicó un amplio trabajo de casos efectuados en el Hospital Español, donde se desempeñaba como Jefe del Servicio de Cirugía. En este trabajo, Gutiérrez presentó una nueva técnica para abordar el espacio peridural, que luego se llamó la aspiración “de la gota pendiente de Gutiérrez”, método que se difundiría a nivel mundial.

Realizaciones y creaciones

Las inquietudes e innovaciones continuaban su marcha. En el Hospital Británico los doctores Leslie Cooper y Alberto Daniel realizaron en 1938 las primeras experiencias en el país con un nuevo barbitúrico de acción ultracorta: el tiopental sódico (Pentothal®), trabajo publicado al año siguiente en “La Semana Médica”. En el Hospital de Clínicas los doctores Juan M. Márquez Miranda y Roberto A. Goyenechea crearon en 1939 un aparato de anestesia portátil que denominaron ADELIC (Aparato del Instituto de Cirugía). Funcionaba con el sistema “To and fro” y se podía administrar éter y ciclopropano.

Años más tarde, en 1950, el Dr. Osmán Yanzón creó el Resucitador que lleva su nombre. Fue un invento revolucionario que tuvo gran aceptación en todo el país.

Los sistemas de infusión utilizando modelos farmacocinéticos fue uno de los grandes desarrollos de la anestesiología. En el año 1991 el Dr. Daniel Marcelo Campos realizó la primera anestesia endovenosa total de la Argentina en el Instituto Cardiovascular del Hospital Español de la Ciudad de Buenos Aires utilizando un software diseñado específicamente para infundir drogas según modelos farmacocinéticos previamente determinados.

Fundación de la Asociación

Si bien la primera fundación de la Sociedad de Anestesistas en el año 1936 no logró una continuidad seguía rondando el interés de los especialistas en anestesia de poder agruparse para conseguir un mejor reconocimiento de la especialidad. Con ese objetivo convocaron a una reunión el 4 de enero de 1945 en la Asociación Médica Argentina, avenida Santa Fe 1171 y fundaron la Sociedad Argentina de Anestesiología. En el Acta Fundacional figuran diez médicos: los doctores Juan Armando Nesi, Francisco Javier Nesi, Osmán Yanzón, Juan Ormaechea, Roberto Owen Elder, Italo Nunziata, José César Delorme, Pedro Luis Franco, Leslie Cooper y Federico J. Wright.

Durante la Asamblea fue elegido Presidente por unanimidad el Dr. Delorme, quien se convertiría en una de las figuras más importantes de la especialidad en Argentina y Latinoamérica, como también de la medicina en general. Valga como ejemplos su  participación fundamental en la creación de los Congresos Latinoamericanos de Anestesiología, en la fundación de la Confederación Latinoamericana de Anestesiología y su nombramiento en 1958 como Miembro de Número de la Academia Nacional de Medicina (Sitial Nº 20).

Posteriormente, durante la primera y segunda Asamblea General realizadas el 12 de junio de 1945 y el 29 de noviembre de 1946 el Dr. Delorme explicó “que por una omisión involuntaria” no figuran los doctores Oscar Pinto Lucero y Roberto Goyenechea como socios fundadores en las actas respectivas. Por unanimidad se resolvió reconocerlos como Socios Fundadores. Por lo tanto, los fundadores fueron doce. (Libro de Actas, actas Nº 1, 4 y 21, Secretaría de Presidencia de la AAARBA).

La Institución reconoció permanentemente la figura relevante de Delorme. El Aula lleva el nombre “Académico Dr. José C. Delorme”. En  el año 2012 se descubrió una placa para recordar el 25º aniversario de su fallecimiento.

La Sociedad cambió de nombre cuando en la Asamblea General del 29 de noviembre de 1946 se resolvió por unanimidad llamarse “Asociación Argentina de Anestesiología”. Al año siguiente, el 13 de junio de 1947, obtuvo la Personería Jurídica por parte de la Inspección General de Justicia (Decreto Nº 16.660).

La Asociación comenzó a funcionar y nacieron los proyectos que luego se transformarían en la misión principal de la Institución, como la carrera de postgrado, la organización de congresos y jornadas y el reconocimiento de la actividad profesional. Para comunicar y actualizar a los colegas en materia de nuevos fármacos, aparatos y técnicas, la Revista Argentina de Anestesia y Analgesia pasó en el año 1946 a ser órgano oficial de la Asociación, por un acuerdo con los familiares de su fundador, el Prof. Alberto Gutiérrez fallecido el año anterior.

Uno de los objetivos principales de la Asociación se logró con el reconocimiento de la Anestesiología como una especialidad médica, en diciembre de 1946 por una resolución de la Secretaría de Salud Pública con la firma del entonces Secretario Dr. Ramón Carrillo.