"Crónica de una anestesia" por Lic. María Eugenia Piaggio


Una paciente de 25 años, oriunda de Punta Alta, tuvo hígado graso agudo del embarazo. Se adelantó la cesárea en Bahía Blanca y fue trasladada a la Fundación Favaloro para recibir un nuevo hígado y descomprimir la presión intracraneana.

No es inusual que, después de dar a luz, la madre reciba el alta y el recién nacido deba permanecer internado unos días más en neonatología.

Lo raro es que suceda al revés.

Ese fue el caso de Aitana Malena que nació el 22 de abril en el Hospital Pena de Bahía Blanca pero recién pudo estar en brazos de su madre, María Florencia Neville el 25 de mayo cuando su mamá volvió a Punta Alta.

Todo comenzó con una complicación multisistémica poco frecuente en la gestación llamada hígado graso agudo del embarazo que le provocó una falla hepática fulminante a las 34 semanas de gestación.

María Florencia llegó a las 7:45 de la mañana del 22 de abril al Hospital Pena de Bahía Blanca con taquicardia, estuporosa y con una mecánica ventilatoria regular.

“Al estar estuporosa, la paciente no podía explicar muy bien sus antecedentes pero a partir de los resultados del laboratorio pudimos saber que tenía plaquetopenia, que estaba con una coagulopatía y que tenía alterado el hepatograma. Lo primero que pensamos era que podía ser un síndrome Hellp (hemólisis microangipática, elevación de enzimas hepáticas y disminución del conteo de plaquetas) o un hígado agudo del embarazo. Además sabíamos que el día anterior había estado en la guardia de otro hospital por “dolor abdominal”, explicó Martina Atela, residente de cuarto año de Anestesiología en Bahía Blanca.

Inmediatamente la prepararon para una cesárea de urgencia y, una vez que estuvo en el quirófano, el Dr. Emiliano Heiland le hizo la anestesia general. A partir de ahí permaneció en coma farmacológico hasta los primeros días de mayo con todos los monitoreos  que requiere la gravedad del caso: “Se le puso, entre otros, una vía central ecoguiada, expansión con cristaloides, transfusiones de sangre y plaquetas, goteo de opioides e inotrópicos ”, agregó la Dra. Atela.

Aitana, que había nacido sin latidos, respondió a las maniobras de reanimación y quedó internada en neonatología.

Los médicos del Servicio de Anestesia del Hospital Pena explicaron que tuvieron dudas sobre el diagnóstico porque el síndrome de Hellp es un trastorno hipertensivo y la paciente no estaba hipertensa, sí tenía alteraciones del hepatograma y coagulograma, por eso se inclinaron por el diagnóstico del hígado agudo.

El síndrome en esta paciente provocó una hepatitis fulminante y había comenzado a avanzar hacia los riñones. Además se constató que tenía presión endocraneana.

La decisión que se tomó fue buscar un avión sanitario para trasladarla a un centro especializado en trasplante.

 

VIVIR DESPUÉS DE DAR VIDA

A la medianoche, luego de una hora de vuelo en la que mucho se temió por su vida, María Florencia Neville llegó en coma e intubada a la Fundación Favaloro. La esperaban los equipos de terapia intensiva, hepatología, trasplante hepático y también, neurocirugía por un aumento de la presión intracraneal.

Quedó en el primer lugar en la lista de emergencia nacional por su gravedad a la espera de un órgano, que apareció a los dos días. La paciente ingresó al quirófano con un sensor implantado en la cabeza para monitorear la presión dentro del cráneo.

El Dr. Guillermo Orce (Asociado 2270), anestesiólogo de trasplantes hepáticos en la Fundación Favaloro desde el año 1994 que lleva realizados más de mil procedimientos de ese tipo, fue quien hizo la anestesia : “El trasplante de esta paciente fue un poco más complejo porque, más allá de la dificultad de cualquier trasplante, en este caso se sumó la hipertensión endocraneana y por este motivo tenía un catéter PIC para medir la presión en el cráneo. El desafío fue tratar de que la presión no sea alta pero tampoco tan baja para que la función cerebral sea efectiva. O sea, si estaba muy hipotensa se corría el riesgo de no irrigar el cerebro y si estaba hipertensa podía ocurrir una hemorragia. En estos casos el paciente sangra por la misma cirugía y por los factores de coagulación que los tiene alterados” explicó el anestesiólogo de la AAARBA.

A favor, la paciente tenía que era una persona joven y que, más allá de esta complicación en el embarazo, era una paciente sana.

Tras 7 horas de trabajo, el equipo de Favaloro logró exitosamente implantar el órgano. El hígado nuevo funcionó y en poco tiempo mejoró la función hepática.

La sorpresa fue que la hipertensión endocraneana no revertió como era esperado y estaba alcanzando niveles que no eran compatibles con la vida. La solución que encontró el Departamento de Neurocirugía fue realizar un procedimiento distinto, menos invasivo. En lugar de hacer un corte profundo en las meninges, el Neurocirujano Dr. Jorge Mandolesi, planteó introducir una modificación a la técnica sin exponer el cerebro: hacer unas ocho incisiones paralelas, de descarga, desde la mitad de la cabeza hacia adelante, solo en la capa superficial de la membrana más rígida (duramadre) para darle algo de elasticidad. Con eso la expansión necesaria para que el cerebro se relaje y descomprima la presión sería pareja y se evitaba el riesgo de que se escape por un solo corte. A la vez, si la técnica daba el resultado esperado, facilitaría la reconstrucción posterior del cráneo (craneoplastia). Todo esto se cumplió como era esperado y la presión empezó a bajar mientras la paciente permanecía con sedación en terapia intensiva.

 

FINAL FELIZ

El 30 de abril María Florencia empezó a despertar. Su madre, que la acompañó todo el tiempo, la ayudó a reconectarse con la realidad.

“Yo tengo hijas que son más grandes que esta paciente por eso sentí una empatía especial con la situación. Al ser una chica de 25 años mamá reciente, la carga emocional era más fuerte” dijo el Dr. Guillermo Orce. Durante el trasplante el anestesiólogo estuvo acompañado por el Dr. Milton Cuis Tacari (Asociado 3544) residente de Anestesiología en la Fundación Favaloro que se está formando para hacer este tipo de procedimientos.

“Para mí el trasplante es la cirugía más linda, por eso la sigo haciendo después de 28 años. Es difícil transmitírselos a los jóvenes porque es sacrificado. A nosotros nos cuesta conseguir especialistas que estén dispuestos a realizar el esfuerzo que implica hacer trasplantes (que ocurren a cualquier hora y en cualquier momento). Es una cirugía muy exigente. Por ejemplo, una vez hice un procedimiento que comenzó un viernes a la noche y terminó el domingo a las 11 de la mañana. O sea, es muy demandante pero no hay nada más lindo que los desafíos. Y si bien son cirugías largas, el tiempo se pasa volando. Yo les aconsejo a los jóvenes que busquen aquello que les exige porque, además de dar muchas satisfacciones, te prepara para el manejo de cualquier paciente de alta complejidad”, reflexiona el Dr. Guillermo Orce.

El 13 de mayo, María Florencia Neville recibió un alta provisoria y finalmente el 25 de mayo volvió a su casa en Punta Alta donde se encontró con su hija Aitana Malena. "¡Estoy feliz! Gracias a todos los que estuvieron siempre conmigo y festejan este momento como si les estuviera pasando a ustedes”, escribió la joven en su cuenta de Facebook.